Lección 6 ¿Cómo invitar a la felicidad en tu vida a través de los principios de Reiki?
¿Cómo invitar a la felicidad a tu vida?
Para que la felicidad pueda entrar en tu vida, primero es necesario crear un espacio interior donde pueda habitar. Cuando ese espacio está lleno de negatividad, conflictos internos, preocupaciones constantes y viejos dramas, la felicidad simplemente no encuentra dónde quedarse.
La energía de la felicidad necesita un hogar. Ese hogar eres tú.
Si tu mundo interior está en desorden, nada puede crecer. Pero cuando comienzas a limpiar tu interior y a crear un espacio consciente y amoroso, la felicidad encuentra un lugar donde sembrar sus semillas. Ahí nace la verdadera conciencia.
Reiki nos enseña precisamente eso: cómo ordenar nuestro espacio interno para que la energía de la felicidad, la paz y el equilibrio pueda florecer en nuestra vida y en todo lo que hacemos.
Una de las formas más sencillas y profundas de comenzar este proceso es mediante la práctica diaria de los Principios de Reiki.
Los principios no son reglas ni mandamientos. Son recordatorios vivos que nos ayudan a volver al presente, a observar nuestras emociones y a vivir con mayor armonía consigo mismos y con los demás.
A continuación, te invito a conocer y contemplar los Ideales de Reiki, y a permitir que poco a poco se conviertan en una guía práctica para tu vida diaria.
Los Ideales de Reiki
Kyo dake wa – Sólo por hoy
Ikaru na – No te enojes
Shin pai suna – No te preocupes
Kan sha shite – Sé agradecido
Gyo-o hageme – Cumple con tus deberes
Hito ni shinsetsu ni – Sé amable con los demás
El Dr. Usui añadió 5 principios a la práctica de Reiki. Estos ideales o principios fueron diseñados para aportar un sentido de profundidad espiritual a la práctica de Reiki. Para comprender y despertar nuestra conciencia interna, el practicante de Reiki debe aprender a transformarse espiritualmente. Por ésto Usui Reiki va más allá de la sanación; es un sistema de transformación. Estos ideales te ayudarán a llevar una vida tranquila, paciente y feliz.
Un cálido abrazo,
Fahad